4 de mayo de 2006

Votando hasta el amanecer.

(Roy Lichtenstein, 'Desesperanza', 1963)


"El tripartito y CiU, a favor de ampliar el horario de voto en el referéndum. Con el fin de fomentar la participación ciudadana en el referéndum de ratificación del Estatuto previsto para el próximo 18 de junio, el Gobierno de la Generalitat pretende ampliar dos horas el horario de votación" (El País digital, 2 de mayo de 2006)

La participación ciudadana, interpretada y administrada en este caso por el PUC (partido unitario de Cataluña), es el nuevo mito que sustituye al voto. La necesidad de vestir el santo con el voto les lleva a la trampa de ampliar el horario, celebrado con el nombre de participación ciudadana, como si de una serie de TV u comunidad de vecinos se tratará. Esta Casa es una, ruina o no, pero una.

El referéndum permanente ya está en marcha; son las encuestas que legitiman los estados de opinión creados por el nuevo estilo de gobierno. El viejo referendum, el legal, queda para la estadística, como letra pequeña del prospecto que es el Estatuto, con su posología, enfermedades que cura y contraindicaciones. Éstas, sólo para contrarios. Los resultados del referendum pasarán en 15 días a ser datos para uso exclusivo y minoritario de analistas políticos y contables. O sea, el resultado no importa porque se devuelve al sacerdote.

Hablando de enfermedades, es sintomático que un referendum constituyente de nación (o de nuevo satatus para Cataluña) se convoque sin restricciones cuantitativas que lo validen. Por ejemplo, si vota el 60% del electorado con un 60% de voto válido a favor, es decir, un 36% del censo a favor, ¿tiene el suficiente refrendo social? No importa lo 'suficiente' ni se califica 'necesita mejorar'. El Estatuto es de promoción automática.