29 de mayo de 2006

España como excipiente

(Lucio Fontana, Concepto espacial. Los Quanta, 1960 / 60 Q 1)


“España es grande porque es la suma de 17 comunidades autónomas”, dice una ciudadana de Lérida, arquitecta (Diario ADN, 29 mayo 2006).

España vista como aritmética requiere sus operaciones de comprobación: la suma de 17 no resulta 1, salvo que se divida entre sí el primer número y, para hablar de grandeza, se eleve a n. Pero esta operación exige la desaparición previa de 17, no para reducir cada parte sino para elevarlas, volviendo al conjunto del que proceden. A la inversa, 1 dividido entre 17 no ofrece ningún número entero, sino una fracción que se desliza hacia la pena de infinitos ceros. Una asíntota hacia la insignificancia. Insignificancia por cierto que designa una situación y una tendencia, no un motivo de fiesta y futuros aniversarios como se celebra ahora.

Así que España es más una geometría que una limitada aritmética. La diferencia, el salto cualitativo hacia las tres dimensiones es el proyecto, un proyecto de nación que exige espacio, tiempo y visión hacia fuera, juego con los grandes, en lugar del minimalismo de la región como límite mental. Además el minimalismo, cuando no se hace con materiales nobles sino con residuos de estado y flecos de nación, degenera en arte povera, reciclado de ocasión. La grandeza requiere una estructura mental amplia, trayectoria de postín y capacidad de abstracción con aptitud para el arte figurativo, que es donde el ciudadano se reconoce. El espíritu de contable reduce la nación a la provincia.

Pocas veces en la historia moderna de España ha habido tal proyecto, el equivalente a las repúblicas americana, francesa, alemana. Caído el imperio quedaban suficientes ingredientes para que una acción combinada de estadistas e ilustrados pensara y llevara adelante ese proyecto, pero se interpretaron como tradición a conservar y de esa actitud a la defensiva surgió España como problema para el 98 y España como excipiente ahora. Que al no tener salida por plantearse con estrechez llevó a la nación resignada y al Estado vacante. Algunos intervalos históricos salieron de esa trinchera con visión, olfato al menos, de grandeza, pero fracasaron al limitar por abajo con la política de la miseria –IIª República- o con la miseria de los políticos -gobiernos Aznar-, por arriba con el tiempo y por los lados con la mesocracia y la educación.

Esa recurrencia cazurra a las comunidades autónomas como fábrica de sueños puede llevar a la nación España a que su muerte consista en ir perdiendo la costumbre de vivir, como decía González Ruano.

3 Comentarios:

Anonymous Anónimo escribió...

Hace mucho que malvivimos, a base de toreo de salón, por naciones.
Pero nos sopla la polla España y sus regiones: lo importante es que se vea bien la mundial en MI CASA.

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