16 de mayo de 2006

Violación especulativa

El País titula hoy la noticia de una violación así: "Historia de un ultraje en México"; subtítulo: "dos activistas españolas, expulsadas del país latinoaméricano la semana pasada por participar en una protesta social, denuncian que fueron golpeadas y vejadas por la policía."

El tema, que toca hoy Arcadi, es especialmente delicado, tanto que son dos trenes rigurosamente vigilados por la corrección política, el primero, la violación, de alta velocidad, el gran tabú, el único delito para el que la izquierda pide pena igual o superior al daño cometido (y para cuyos delincuentes sus psicólogos y expertos niegan posible rehabilitación); el otro, un tren de largo recorrido histórico, la especial protección que merecen los occidentales dado el superior valor que se otorga a sus vidas. A su vez, la violación está unida al mito de la virginidad, común a casi todas las culturas por estar asociado a la selección de la especie.
(Cindy Sherman, 'Untitled #188', 1989)

Leído de cabo a rabo el reportaje, la noticia de la violación no aparece en el titular, ni en la entradilla ni hasta el último tercio de la crónica y lo hace mediante una contundente conclusión del periodista: "Las dos barcelonesas no denunciaron la violación que sufrieron." Si hubo violación, ¿por qué hay que rastrear tal hecho en la larga crónica? En las declaraciones de las chicas tampoco aparece; sólo hablan de "abuso sexual"

Con independencia del hecho hay una clara tendenciosidad en el relato, no tanto por estar cargado de sangre y brutalidad policial sino por conducir al lector a la violación por deducción, no por información directa y expresa. Y la noticia es lo suficientemente grave como para no distraerla en un mar de tópicos previsible, desde el subcomandante Marcos hasta las onegeras valientes y de causa justa -lo que se cuela de rondón- que acuden raudas a esperar "en las barricadas el embate de las fuerzas del orden..."

Visto esto, la circunspección del tratamiento informativo del que habla Arcadi parece una clara ironía y su denuncia de la utilización de lo general –mujeres y objetos- como particular, acertada. Hace una buena disección pero con guantes, puede que de cirujano –"la cuestión principal son los detalles"- o de esquiador fino –"Vamos a ver, vamos a ver.."