7 de marzo de 2006

El revolcón: Balance sexual de CdC

El Periódico de Cataluña titulaba en su edición de este domingo: "El partido antinacionalista aspira a revolcar el Estatut en las urnas"

La elección del verbo revolcar en vez de revocar quiere demostrar, a través de su primera acepción -derribar a alguien y maltratarlo, pisotearlo, revolverlo- la agresividad de Ciutadans con el Estatuto y el país de las maravillas nacionalistas, pero también la vitalidad sexual de esa nueva organización al irnos a las dos últimas y concluyentes acepciones: echarse sobre algo, restregándose y refregándose en ello y practicar juegos eróticos o mantener relaciones sexuales.
Al atribuirle tal voluntad de maltrato hay ya una primera condena a CdC al alejamiento domiciliario, un dictado de elemento ajeno a lo nuestro.

En ese revolcar no hay posible confusión con revocar, ese pinturero verbo con sabor entre judicial y reformas de hogar, descartado por el diario, ya que las elecciones regionales serán después del referendum sobre el Estatuto, entonces vigente, por lo que no cabe dejar sin efecto jurídico esa "concesión, mandato o resolución".

Puede que aquí esté la clave de lo que es el Estatuto: una concesión del pueblo (el pueblo siempre concede, el ciudadano puede elegir) a sus gobernantes a cambio de una dosis suficiente de coros y danzas y calor de hogar, con una inyección estimulante de nueva identidad que refuerce su autoestima. Por ejemplo, con exposiciones fotográficas "de inmigrants a ciutadans" que quieren revocar el origen de buena parte del pueblo y hasta la evocación de ese origen.

No se revoca la infancia, aunque sí se puede revolcar la madurez.

En las urnas no se podrá revocar esa concesión porque se juegan otras cosas, más peligrosas para la vocación mineral del nacionalismo, como la legitimidad de la identidad entre Parlamento y ciudadanos, la duración y solvencia del secuestro del pueblo y hasta el mismo paisaje catalán, que podría volver a ser dibujado por natura.
Pero sí se podrá empezar a "dejar inservible" (AE) el uso de la cosa concedida, que es lo que importa.

Con revolcar tampoco parece clara la asociación sexual entre CdC y Estatuto, porque falla una de las partes, el erotismo de éste, aunque sí podría ser galán tempranero y vigoroso aquél.
Por lo tanto, al titular sólo le quedan dos posibles atribuciones:
a) la improbable voluntad de orgía a tres bandas ente el partido antinacionalista, el Estatut (escribir Estatut es una negación hosca y clamorosa de la lengua rival) y las urnas como cama redonda; ó
b) impugnar a CdC como un grupo de guarros irreverentes que quieren revolcar nuestro misal –el Estatut es un simple misal por más que se pretenda tablas de la ley-. El significado terrestre de revolcar, su alusión a cochinada y su asociación con algo sucio, pueden ir por ahí.

4 Comentarios:

Blogger Protactínio escribió...

Te advierto una cosa, amigo: después de la "ceremonia de la seducción" suele venir la realidad del "revolcón".

(Y, si no viene, malo.)

((O no ha habido seducción, o somos unos estrechos.))

6:58 p. m.  
Blogger Bartleby escribió...

Asociación impecable y propia de un buen vividor. Sólo queda elegir bien la pareja o parejas para el revolcón.

12:33 p. m.  
Anonymous Anónimo escribió...

Muy sensual, pero no os vais a comer un rosco!!

3:06 p. m.  
Blogger menna escribió...

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