La España sepia (Breviario de podredumbre, 1)
Aparece este diario de podredumbre tomando prestado como subtítulo el breviario de Cioran y hecho con sus condiciones: contundencia y suciedad, pues de cosas podridas se habla.
(Sirva esta primera entrega como homenaje a Puig Antich y a todos los anarquistas olvidados)
La presentación en el festival de San Sebastián del documental ‘Llach, la revolta permanent’ (aquí el vídeo) dirigido por Lluís Danés y que se estrenará en los próximos meses, ha sido la puesta de largo de esa revolución permanente como institución, pues su constancia implacable durante 30 años y su afán de excluir cualquier imagen disidente la ha convertido en rancia institución. Tan avasalladora ha sido esa ‘revolta permanent’ que los hechos y convenciones que denunciaba en su momento han quedado como márgenes, residuos útiles sólo para que los nuevos gestores de la imagen revolucionaria nos los restrieguen para evitar nuestra crítica. Una gala más para bendecir oficialmente la producción de memoria histórica.
Sin olvidar la rentabilidad económica de esta operación color sepia, la que permite al cantautor mito participar y cobrar en películas subvencionadas de propaganda sentimental y memoria histórica tan sesgada y coja que se precipitan por el abismo de la veracidad. Y, como cine, de la verosimilitud. El disparo de salida de esta temporada de la imagen es la película Salvador, ‘musicada’ (en esta cursilería está el escondite de la moral de estos viajantes de recuerdos) por Llach. Hecha con imágenes de trazos gruesos oculta la época en que la izquierda marxista ignoraba y despreciaba a Puig Antich por anarquista y al MIL (Movimiento Ibérico de Liberación) por hereje a la causa de la nueva e imposible dictadura que soñaban. Y a la CNT por inasequible al aliento de su gulag ideológico. Esa izquierda a la que un Salvador apócrifo se dirige en el panfleto fílmico, calificándoles -a través de sus presos políticos- de ‘demócratas’. No conozco ningún escrito ni declaración de Puig Antich con tanta imaginación y generosidad. Lapsus significativo, revelador de la necesidad íntima de credenciales democráticas que tiene la bien instalada revuelta permanente, más hoy siendo nomenklatura. La película ‘Salvador’ perpetúa la miserable utilización partidista (hoy en grosse coalición oficial) que ya hicieron entonces de los disidentes y marginales que no comulgaban con sus consignas.
‘Salvador’, ‘Llach, la revolta permanent’, la serie televisiva ‘Memoria recobrada’, van formando un paisaje de leyendas tranquilizadoras para conciencias de menestrales sin épica. Una operación cinematográfica en vías de convertirse en ‘Dogma 06’, con mandamientos y vacío artístico contrarios al movimiento Dogma 95. De hecho, un único y viejo mandamiento: el bricolaje de conciencias. Dogma 06 ya tiene sus cronistas, que prestan ropaje a las previsibles imágenes: la reseña que hace El País de la presentación de la hagiografía de Llach es una crónica con ribetes de holocausto y mito de cantautor: "A la orden de gasear la parroquia siguió la salida de los huelguistas y el tiroteo raso por parte de las fuerzas policiales. Murieron cinco personas y resultaron heridas más de cien. Ese mismo día, frío y bonito también en Barcelona, Lluís Llach escuchó la noticia… y comenzó a componer ‘Campanades a mort’.” (Rocío García - San Sebastián EL PAÍS - Cultura - 23-09-2006)
Llach reconoce dos apropiaciones en exclusiva, de la memoria y de la amnesia colectivas; no es una crítica sino una afirmación suya: "Mi canción fue el único reconocimiento público de su drama", dice a propósito de la película Salvador. Y el sentimiento que ha movido su trabajo musical. "Lo he vivido como una venganza personal muy hermosa contra el olvido”, Sin embargo, se olvidó de incluir en ese olvido a quienes relegaron a Puig Antich y a los anarquistas al rincón histórico de raros, curiosos y molestos.
(Pasquín alemán convocando a una manifestacion)
3 Comentarios:
A veces me da por imaginar que por el mundo discurren hombres libres, dignos, creativos. Imagino que son muchos los que no siguen consignas de ningún amo; que viven atentos a un anhelo irreductible y discreto, vislumbrando la utopía y cielo.
Si algo bueno podemos esperar, si realmente acontece algún cambio que merezca la pena, sin duda encontraremos la fuente en la inspiración anarquista. No fue ayer, tampoco hoy, pero, quién dice que no pueda ser mañana...
Saludos
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Es una pena, pero como de costumbre, la historia se cuenta y se deforma siguiendo intereses concretos. De esta manera la película rompe con las esperanzas de ver lo que aconteció de verdad. Lo siento.
Xiquet
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