Velando armas contra los símbolos
(*) La ventaja de comentar una noticia caducada es tener que destripar su tendencia, so pena de estar hablando de un cadáver. Esto sólo vale cuando la noticia no ha sido amortizada, o sea cuando no es un hecho aislado. Y sucede cuando pertenece a un género, en este caso al de las religiones, creencias y su reino público.

Lo que hace el juez es velar el símbolo del pañuelo con una vigilancia feudal en la que sólo la ley del más fuerte impone una comunidad a otra y excluye al vencido. El ritual de la decisión del juez es mágico porque sólo él puede conocer su motivo y proceso, dejándonos la interpretación sólo como descifre, forzosamente aleatorio. Los propagandistas del nuevo dogma convierten cualquier discusión sobre el asunto en artículo de fe, excluyendo la razón contraria: Marc Carrillo concluye su artículo El crucifijo viaja a Estrasburgo con una afirmación lapidaria que anula sus argumentos anteriores: En fin, con este viaje del crucifijo a Estrasburgo se asientan mejor las bases de una sociedad más libre de talibanes de toda especie y condición. El infierno siempre son los otros. Lo que empieza como razonamiento en su artículo se transforma en una verdad impecable, que como tal es sospechosa de ser una mentira encubierta. Si es o parece inapelable es que no admite contraste ni, por tanto, razón.
En cambio, la fuente es más digna de atención: la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, de 3 de noviembre de 2009, sobre el caso Lautsi contra Italia, por el que el Estado italiano ha sido condenado por daños morales a propósito de la exposición del crucifijo en un colegio público. Al final, sólo ocurre una sustitución de símbolos visibles –y por tanto reconocibles e impugnables- por otros invisibles y más difíciles de identificar y combatir. El derecho a no creer en ninguna religión que funda la sentencia debe incluir los ídolos, como ella misma reconoce al extender esa libertad a prácticas y símbolos que expresen una creencia, religión o ateísmo.
(*) Publicado en Nickjournal, 19 de noviembre de 2009.